martes, 19 de enero de 2010

José Antonio Cagigas, responsable del grupo de ertzainas especializados en rastreo que el Gobierno vasco envió a Haití

Nadie se puede creer cómo vivía esta gente, no tienen absolutamente nada. Imagínate que para rescatar a una persona necesitas seguridad, vamos escoltados por los marines, por la Policía Unificada, por los franceses... para que no nos asalten o nos maten».

impactado las espeluznantes escenas a las que se enfrentan a diario en Puerto Príncipe. «A pesar de todo, no lloran, no son quejicas como nosotros. Tienen un miembro fracturado y se lo ponen sin rechistar. Los niños no tienen nada, pero se ríen y juegan felices».

El equipo dirigido por Cagigas se levanta a las seis de la mañana para recibir instrucciones de la ONU, que ha dividido la capital en 25 sectores. A ellos les tocó ayer peinar con los perros el número 9 en busca de posibles supervivientes, aunque sólo hallaron muertos.

No pueden salir sin escolta y sólo se les permite rastrear hasta las cinco de la tarde, cuando en el país caribeño cae el sol. «A la noche nos prohíben trabajar». Con la oscuridad se multiplican los pillajes y las ruinas se vuelven peligrosas. «Dejas a un niño muerto y cuando vuelves te lo encuentras donde lo has dejado. Vas por la calle y ves a gente tirada, cadáveres y heridos, con fracturas...»

Comen cuando pueden. Cada minuto cuenta, el paso del tiempo reduce las posibilidades de hallar a alguien con vida entre los escombros. «Ayer encontramos a tres vivos», apunta Cagigas, que se refiere a todos los equipos sanitarios y de bomberos de la Agencia Española de Cooperación. «Ya han empezado a derruir casas para evitar pandemias».

Los 17 ertzainas y el técnico de Atención de Emergencias del Gobierno vasco están acompañados por sanitarios de la DYA de Vizcaya y de Navarra, que están colaborando en un hospital. «Pensábamos haber terminado ya, pero los americanos deciden los flujos en el aeropuerto de Puerto Príncipe y la ONU evalúa el trabajo cada día. Al venir estuvimos una hora sobrevolando la capital antes de poder aterrizar». Su tarea se ha agotado, por lo que creen que abandonarán Haití hoy o mañana, aunque mantienen «las ganas de trabajar hasta que técnicamente sea posible