Según los responsables de Protección Civil, no tienen visos de remitir. Después de una reunión en Lisboa con el ministro del Interior, Rui Pereira, y con responsables de los bomberos, Fuerzas Armadas, cuerpos policiales y de las instituciones forestales, los dos dirigentes subrayaron que Portugal cuenta con los medios humanos y materiales suficientes para hacer frente a la actual ola de incendios, que ha causado la muerte de tres bomberos y heridas a una treintena.
La situación es de alto riesgo, según explicó el comandante nacional de Protección Civil, Gil Martins. A primera hora de la tarde había registrados 163 focos, que podrían llegar hasta los 300 al concluir el día, que calificó de "muy complicado". Gil Martins preveía un empeoramiento de la situación mientras seguían activos 26 incendios, seis de gran envergadura, y aprovechó para hacer un llamamiento a los portugueses contra la negligencia. Más de 40.000 hectáreas han sido devastadas por el fuego este año.
En Aldeia da Serra, 400 bomberos tratan de dominar las llamas en dos puntos. En algunas zonas, el fuego ha llegado a pocos metros de las casas, como en las localidades de Cativelos y Póvoa de Rainha, en Gouveia, y en Sandomil, en el distrito de Guarda.
Unos 100 vecinos de la aldea de Vilar de Soente, junto al parque nacional de Peneda-Gerês, en la frontera con Galicia, pudieron regresar a sus casas después de haber sido evacuados el miércoles ante la proximidad de las llamas. En la Serra da Estrela las llamas alcanzaron un edificio anexo a la central hidroeléctrica de Sabugueiro, y en Algarve se declaró el primer gran incendio en el sur, con dos frentes activos junto al río Guadiana. Las autoridades sospechan que gran parte de los incendios de las últimas semanas han sido intencionados, por lo que la Policía Judicial ha reforzado los equipos de investigación. Según su director nacional, Almeida Rodrigues, 12 personas han sido detenidas acusadas de prender fuego en el bosque.
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