(EFE).- La nieve y el viento comenzaron a golpear con fuerza esta
tarde en el noreste estadounidense, que ha puesto a cuatro estados en
emergencia, con carreteras cortadas, aeropuertos cerrados, apagones y la
actividad prácticamente paralizada.
Unos 40 millones de
personas están en el camino de esta "supertormenta", bautizada como
"Nemo", con 23 millones dentro de la zona declarada en emergencia en los
estados de Massachusetts, Rhode Island, Connecticut y Nueva York, donde
se podrían registrar más de medio metro de nieve y ha causado ya un
muerto.
Los efectos de la llegada de estos dos frentes de bajas
presiones que han coincidido en una de las regiones más pobladas de
Estados Unidos ya se han hecho notar con decenas de miles de hogares sin
luz en zonas de Long Island (Nueva York), Rhode Island y Massachusetts.
En
esa zona, las autoridades ya habían ordenado para hoy el cierre de
escuelas y oficinas, al tiempo que centenares de quitanieves, equipos de
emergencia y toneladas de sal se han esparcido a la espera de una
tormenta que se espera histórica.
Según la web FlightAware, más
de 4.700 vuelos han sido cancelados en aeropuertos tan importantes a
nivel internacional como los del área metropolitana de Nueva York y
Boston, mientras que en los estados de Massachusetts y Rhode Island han
prohibido que los vehículos privados circulen por las carreteras.
Los
osados conductores que salgan a la carretera a partir de las 17.00
horas de este viernes se arriesgan a multas de hasta 500 dólares, una
prohibición que pretende evitar accidentes y mantener las carreteras
disponibles para los equipos de emergencia.
El gobernador de
Nueva York, Andrew Cuomo, anunció hoy que aunque la tormenta no se
espera extremadamente grave en ese estado ni en la ciudad de Nueva York
se ha decidido suspender todos los vuelos con salida y llegada en los
aeropuertos de Newark (Nueva Jersey), La Guardia y John F. Kennedy.
No
obstante, la tormenta se suma para muchos a los efectos del huracán
"Sandy" hace algo más de tres meses, precisamente cuando muchos
comenzaban a recuperarse y reconstruir sus hogares.
Estados como
Massachusetts están prácticamente aislados, con rachas de vientos de
hasta 120 kilómetros a la hora, mientras que los cortes de luz ya
afectan a unos 350.000 hogares en toda la región de Nueva Inglaterra (de
Connecticut hasta Maine) y Nueva York.
Boston, una de las
ciudades que se espera que sea de las más afectadas, está siendo azotada
por fuertes vientos y la acumulación de unos 5 centímetros de nieve a
la hora, según datos del National Weather Service de Estados Unidos.
El
gobernador de Massachusetts, Deval Patrick, pidió hoy en rueda de
prensa que la gente se prepare para "condiciones de peligro extremo" y
advirtió que transitar por las calles será "prácticamente imposible", al
tiempo que anuncio la suspensión de los transportes públicos.
Las
autoridades de Marshfield, al sur de Boston, han pedido a los
residentes que se preparen para evacuar las zonas costeras más expuestas
por posibles inundaciones vinculadas a un aumento de las mareas.
El
transporte ferroviario a lo largo de la costa de Nueva Inglaterra se
encuentra casi totalmente paralizado y los Estados en emergencia han
puesto en alerta a sus respectivas Guardias Nacionales, mientras que
ejércitos de quitanieves trabajan para mantener despejadas las
principales vías de comunicación.
Por el momento, se ha
informado de cuatro muertes vinculadas a la tormenta, tres en la
provincia de Ontario (Canadá), donde una mujer de unos 80 años de edad
falleció mientras quitaba nieve y dos personas sufrieron accidentes de
tráfico.
Según Weather Channel, en Nueva York una persona
falleció atropellada por un conductor que aseguró que perdió el control
de su vehículo por la nieve, una de las grandes preocupaciones de las
autoridades, ya que la visibilidad podría reducirse a prácticamente
cero.
El transporte público en Nueva York podría sufrir retrasos
e interrupciones, mientras que Boston espera totalmente paralizado y
con el único movimiento de las palas quitanieves a que pase lo peor,
aunque los problemas podría prolongarse todo el fin de semana.
La
ventisca de nieve podría alcanzar las dimensiones récord de la gran
nevada de 1978 en la misma región o la del Día del Presidente en 2003,
que golpeó con especial fuerza Washington DC y Nueva York. EFE