El huracán Tomas se alejaba de Haití tras haber provocado al menos seis muertos, pero la catástrofe temida parece haberse evitado a pesar de que la amplitud de los daños aún era difícil de estimar y ciertas zonas seguían aisladas a causa de las inundaciones
Las lluvias se debilitaban en la tarde sobre Puerto Príncipe, y la capital tenía por momentos cielo despejado, constató un periodista de la AFP.
A causa de la alerta roja lanzada por el gobierno, la ciudad parecía vacía. Escuelas, oficinas públicas, bancos, el aeropuerto… todo estaba cerrado con excepción de algunos pocos comercios, donde los haitianos se aprovisionaban.
El presidente René Preval, quien se dirigió a sus conciudadanos, pidió sin embargo a la población que no bajara la guardia: “Las fuertes lluvias y ráfagas de viento del huracán Tomás, que provocaron peligrosos deslizamientos de tierra y fuertes inundaciones, podrían agravar aún más la epidemia de cólera. Manténganse vigilantes”.
Haití padece una epidemia de cólera desde mediados de octubre que ya provocó al menos 442 decesos.
Tomás dejó al menos seis muertos entre el jueves y el viernes en el país, dos de ellos en Léogâne, una ciudad que quedó destruida en un 60% por el sismo del 12 de enero, situada al oeste del país, una de las zonas más afectadas por el huracán.
“Habrá más víctimas a causa de las inundaciones y los deslizamientos de tierra”, advirtió Philippe Joseph, de la Protección Civil local, quien destacó que las localidades más afectadas seguían siendo inaccesibles a causa de las rutas cortadas o puentes intransitables.
Préval anunció que el gobierno se disponía a aportar una ayuda masiva a las poblaciones afectadas “cuando la situación de las rutas lo permita”.
Tomás se situaba al noroeste de Haití y se dirigía hacia el noreste, en dirección a las islas Bahamas y Turcos y Caicos, donde se lanzaron alertas ciclónicas, según el Centro Nacional de Huracanes estadounidense (NHC).
Por precaución, las autoridades, con la ayuda de la ONU, evacuaron a familias que viven en barrios de riesgo de Puerto Príncipe y en los campos donde se alojan centenares de miles de víctimas del sismo.
Sin embargo, destacó Andrea Koppel, una alta funcionaria de la Cruz Roja, “las tiendas de campaña están de pie, los toldos de lona están en su lugar, no fueron destruidos, los vientos no fueron tan fuertes como temíamos”.
En el sur del país, el viernes se produjeron, no obstante, peligrosos deslizamientos de tierra y voladuras de tejados.
“El hecho de que Haití sufra una gran deforestación podría agravar la situación, ya que no hay árboles para detener el flujo de barro”, explicó la portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Elisabeth Byrs, quien dijo que temía también un aumento de los casos de cólera.
En República Dominicana, que comparte con Haití la isla La Hispaniola, se estableció un alerta roja en ocho provincias, y 8.400 personas fueron evacuadas.
Tomás causó ya la muerte de 14 personas la semana pasada en Santa Lucía, al sur de Martinica.(AFP)